Ocupación militar. Un (breve) recuento de la presencia del Ejército




Ocupación militar. Un (breve) recuento de la presencia del Ejército en espacios civiles desde el inicio de la guerra contra las drogas


En México, históricamente las FF. AA. han tenido presencia en actividades que no necesariamente se relacionan con la disciplina militar. Un ejemplo de ello es la presencia del Ejército en estados como Guerrero, en donde desde hace casi medio siglo hay presencia militar para la erradicación de cultivos ilícitos, e incluso con posterioridad a la llamada transición a la democracia, el Ejército continuaba teniendo presencia en el combate a grupos insurgentes (CoIDH, 2010). No obstante, la estrategia de seguridad de corte militarizada de Calderón supuso un punto de inflexión en cuanto a la presencia militar y, derivado de ello, marcó un nuevo capítulo de la presencia militar en la vida civil de México.

Según datos oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena, 2021), entre 2006 y 2007, la cantidad de militares desplegados se incrementó a nivel nacional en casi un 20%. Sin embargo, este incremento no fue simultáneo. Mientras que en algunas regiones fue mínimo ( por ejemplo, en Ciudad de México de 2006 a 2007 sólo se desplegaron 43 militares más), en otras, el aumento fue significativo. Un ejemplo de ello es el caso de la región correspondiente a Puebla, Veracruz y Tlaxcala, en donde de un año para otro, la presencia militar creció más del doble.

Esta presencia militar, inicialmente enfocada al desempeño de actividades de seguridad pública y posteriormente a la ejecución de tareas diversas, ha implicado múltiples consecuencias que han terminado por difuminar la frontera entre la disciplina militar y la vida civil. Ante esta situación, es menester hacer un recuento de los costos que implica el recurrir a las FF. AA. como una institución multiusos. Para realizar dicho análisis, dividimos este texto en cuatro partes. En la primera analizamos qué se puede entender por costo y cuáles son los dos tipos de costos que nosotros identificamos. A decir, costos latentes y patentes, l os cuales exponemos en la segunda y tercera sección, respectivamente. Por último, con base en la evidencia aportada, reflexionamos sobre los riesgos que supone la avanzada militarización en espacios de la vida civil.


 

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